
L´tam qui pasé
El título se traduce como El tiempo que pasó y la obra es unipersonal donde el narrador oral se desdobla además en la manipulación de títeres, danza, actuación, dirección y diseño de cuánto se usa, escucha y mueve en escena.
Ataviado con vestuario colorido, collares de caracoles, pañuelo rojo y sombrero de guano, Ury encarna al cuentero ávido de conocer y conservar la idiosincrasia de los que emigraron desde Haití y se asentaron en la zona más oriental de Cuba.
Va detrás de las historias contadas por una dama (un títere), tesorera de la vitalidad de la oralidad en las culturas caribeñas. Con la que interactúa y da vida.
La música trae la sensualidad de un pueblo, el haitiano, cercano geográficamente a Guantánamo la más occidental de las provincias cubanas. Los movimientos del títere son constantes, orgánicos y el actor no es un mero manejador, ambos se funden en un dinámico dueto que imprime veracidad a la escena.
Si bien como ejercicio actoral, la obra es exigente, Ury se desenvuelve con organicidad y la risa franca le acompaña en la puesta, además del disfrute del ejercicio artístico. No podía ser diferente en varias décadas de dedicación sin límites a la escena.
