
Still Medea
Libremente inspirada en el clásico griego, STILL MEDEA se centra en la dicotomía naturaleza (lo indómito), ‘vs’ la humanidad (lo ‘civilizado’). Quizás hay que decir “cierta forma de humanidad”, pues de manera muy generalizada, el modelo de sociedad hegemónico vigente (la ‘cultura occidental’ –si tal cosa existe-), es el que puede describirse como un modelo “adverso” a lo natural y la naturaleza
En contraposición se sitúan, en acto de resistencia, por una parte la naturaleza y, por otra, esta forma de ‘humanidad’ más natural, menos masculina (y patriarcal), y más femenina. Y vale la pena también incluir y mencionar dentro de esta situación, a ciertas formas de arte.
El arte en sí es otro espacio de resistencia y las artes escénicas quizás algo más que otras formas (lo que se visibilizó ahora más que nunca). Se trata de un espacio marginal y de transgresión.
Surge entonces la pregunta: ¿el arte es un cuerpo femenino transgresor? ¿Quizás por eso el status quo lo ha marginalizado?
A nivel de lenguaje, de formatos y de soportes, en consecuencia, con esta creación comenzamos a trabajar desde la teatralidad soportada en la pantalla, lugar que no le es habitual ni natural a las escénicas, y en el que la teatralidad es extranjera y marginal, lo que la convertía en un ‘espectro de la teatralidad’, cosa que hace parte axial de la toma de decisiones formales que advino.
Posteriormente, la obra fue devolviéndose al cuerpo (presencial-carnal), femenino, por su puesto, y hacia la posibilidad de encuentro (físico), con quien la vivencia-especta, pero sin nunca dejar su lugar conscientemente extraño-estranjero-y-espectral. Lugares/soportes ambos posibles y vigentes para las presentacionnes de la obra en la acualidad (la presencialidad y la instalación visual).
