El Teatro Bolívar, ubicado en el centro de Caracas, se estremeció con la obra “Fábula del topo, el murciélago y la musaraña” de la compañía teatral canaria Delirium Teatro.
Esta fábula develó con crudeza el vacío existencial y la oscuridad que rodea la historia española, cargada de simbología que impacta cómo enternece y que Delirium ha sabido explotar.
En paralelo al cautiverio de Pedro Perdomo, el público hizo un recorrido histórico de la España desde el golpe militar del 1936 hasta el golpe de Estado de 1981, provocando que el montaje sea aún más complejo incluso llevando, en algunos momentos, al aturdimiento del espectador, debido al exceso de antecedentes históricos que se hacen necesarios para el entendimiento de la trama.
Desde el minuto uno, con la imagen a vista de pájaro que nos engulle en un flashback hacia el agujero del topo hasta el uso de elementos como el pipote de metal, que será escondite, conforma un universo de símbolos de inmensa carga poética.
Todo ello contribuyó escena a escena para cautivar la atención, como la jornada de pesca del caudillo, transfigurado en esta fábula en sapo, acompañado de esas cañas convertidas en armas.
El compromiso político de los actores está presente en todo momento con un nivel de exigencia extremo, ya que el repaso por la vida de Pedro Perdomo, junto al devenir histórico, implica la interpretación de hasta catorce personajes.
César Yanes sufre la metamorfosis en topo, murciélago y musaraña, de ese hombre atormentado, asustado, contrariado y enfermizo que conmovió a los espectadores.
Junto a él, en un alarde de simbiosis interpretativa Soraya González del Rosario se enfrenta a varios personajes, quienes forman parte del núcleo familiar del protagonista.
Consecuencia de esto, se ve expuesta a continuos vaivenes dramáticos que acentuaron su dominio escénico. Similar actitud a la que se ha enfrentado Leandro González que interpreta al nieto, al cuñado, a la prometida. Unos personajes en los que se desenvuelve con enorme fluidez y muestran una notable evolución en su trabajo.
Por otro lado, Severiano García es la imagen de la dictadura franquista y desde luego por momentos su talante extremadamente desagradable inunda el patio de butacas.
Tras las ovaciones del público, Severiano García, director artístico y actor de Delirium, afirmó que “venimos desde canarias y Venezuela tienen una relación estrecha, consideramos a Venezuela la novena isla, venir es un sueño realizado”.
Soraya Gonzáles del Rosario, actriz y productora, lleva 30 años formando parte de Delirium. Comentó que desde pequeña está íntimamente relacionada con Venezuela, pues “tenía mucha familia que emigró y vivía aquí, recuerdo ir de pequeña a recibirlo cuando regresaban en barcos y tengo un primo en Valencia que pronto voy a conocer, que es músico”, dijo.
Asimismo, recordó que su madre tenía seis hermanos “y todos vivieron de trabajar acá, algunos volvieron y otros se quedaron echaron raíces aquí y ella nunca pudo venir, entonces yo, estoy realizando el viaje que ella nunca pudo hacer”, agregó.
Resaltó la cercanía de Venezuela y España como pueblos. “La amabilidad y cariño que recibo de la gente, es maravilloso, espero volver”, comentó. Asimismo, se refirió al Festival Internacional de Teatro Progresista como una oportunidad sorprendente y rescató que “este no es cualquier festival donde vienes actúas y te vas, hay intercambio, conoces a otros compañeros de tu profesión de otros países, es un contacto abierto”.
Prensa FITP